martes, 28 de septiembre de 2010

Rumbo al día de muertos

La muerte en México, es exactamente la misma que en cualquier otro lugar tal vez la diferencia se basa en el acercamiento al hecho mismo y a la forma de enfrentarlo. ¿Que los mexicanos no le tememos a la muerte? claro que sí; ninguno queremos morir ni dejar a los que amamos ni sentir dolor o miedo. La diferencia está en que buscamos formas de aligerar la transición con nuestros ritos funerarios y buscamos como buenos mexicanos seguir en contacto, no terminar de despedirnos nunca, y por lo menos una vez al año hacemos una fiesta que le quite lo definitivo a la muerte que la honre y así nos favorezca con el acercamiento a las personas que se nos adelantaron.
La parodia es otra cosa de hecho las calaveras versadas y dibujadas representan los hechos públicos más importantes del año, critican a los vivos y los representan como calaveras para enviarlos al camposanto y sentir así que los hacemos pagar por sus maldades y su corrupción. Al contrario de otras culturas no creemos que la oscuridad esté poblada de momias y asesinos sicópatas con sierras o varillas creemos en cambio que nuestros difuntos nos acompañan y nos siguen desde el plano que les toca y que ahí donde sea que nos esperen les llegue el aroma de nuestro homenaje.
Esta es la parte espiritual de la festividad. La parte teórica se la dejo a los antropólogos e historiadores pero la que a mí me toca desarrollar y representar es la parte estética que se alimenta de el espíritu y de la historia y bombea su vitalidad a cada uno de los que la disfrutan. A la estética del día de muertos me gusta llamarla el corazón de la mexicanidad. porque es la expresión única del sentir de un pueblo representada desde todos los medios de expresión social de manera espontánea y sin presión por parte de ningún sector de la sociedad. Sé que hay muchas otra partes del ser mexicano que son vitales y tal vez más urgentes de analizar y que muchas de ellas son órganos enfermos de un cuerpo muy lastimado pero creo también que si no mantenemos latiendo el corazón de este cuerpo y alimentando el espíritu y la alegría entonces no va a tener mucho sentido seguir caminando en el mundo y llamandonos mexicanos.

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